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martes, 21 de octubre de 2014

Teatro Colon

El Teatro Colón de la Ciudad de Buenos Aires es considerado uno de los mejores teatros del mundo. El actual edificio está emplazado en la calle Cerrito 628, en pleno centro de Buenos Aires, y fue inaugurado el 25 de mayo de 1908 con la ópera Aida de Giuseppe Verdi. El edificio abarca 8202 metros cuadrados, de los cuales 5006 corresponden  al edificio central y 3.196 a dependencias bajo nivel del pasaje Arturo Toscanini (aledaño al edificio del teatro, paralelo a la calle Viamonte). La superficie total cubierta del edificio antiguo es de 37.884 metros cuadrados. Las ampliaciones realizadas posteriormente, sobre todo las de finales de la década de 1960 (arquitecto Mario Roberto Álvarez), sumaron 12.000 metros cuadrados, llevando la superficie total del Teatro Colón a 58.000 metros cuadrados. El teatro cuenta además con una serie de visitas guiadas que se realizan a través de todo el teatro todos los días durante el horario de 9 a 17h.

La entrada

La entrada principal se encuentra sobre la calle Libertad, bajo una marquesina de hierro forjado, y conduce a un gran foyer adornado por columnas con basamento de mármol rojo de Verona, recubiertas de estuco para imitar el mármol botticino y con aplicaciones de estuco dorado.
El hall, de 14 metros por 28, está coronado por un luminoso vitral en forma de cúpula a 25 metros del suelo, realizado por la casa Gaudin de París. El piso, con diseño de guardas y motivos decorativos, está cubierto por teselas de gres de forma irregular.
La escalinata de entrada, construida en mármol de Carrara, está flanqueda por dos cabezas de león talladas en piezas únicas. Mármoles amarillos y rosados de Siena y Portugal dan distintos matices de color y textura a la balaustrada. Sucesivas escalinatas, enmarcadas en vitrales de Gaudin, llevan a los niveles superiores.

La sala

Está construida con curva "a la italiana", en forma de herradura algo alargada, tiene 75 metros de largo total, con 38 metros desde el fondo de la platea hasta el telón. La sala reúne las características ideales de la resonancia italiana y la claridad francesa, rasgo que ha convertido al Teatro Colón en el favorito de muchos artistas.
Un gran plafonnier de bronce en semiesfera ilumina la sala con 700 lámparas. Un centenar de apliques de bronce con tulipas de diseños variados y numerosas cajas con luz indirecta, sumados al rojizo y fresa de la tapicería y al oro pálido y marfil antiguo de los elementos de decoración, otorgan a la sala un tinte cálido y acogedor.
La platea está formada por 632 butacas de hierro forjado y madera, tapizadas en pana y dispuestas en 22 filas, divididas en dos por un corredor central.
Desde las entradas laterales hasta el escenario hay, a derecha e izquierda, sendas filas de cinco palcos baignoire o grillés, construidos bajo el nivel de la platea y cerrados por una reja removible de bronce. Utilizados originalmente por el sector del público que guardaba luto o no quería ser visto, esos recintos -que el arquitecto Meano llamaba "palquitos con reja"- albergan hoy cabinas de grabación de audio y video, así como de retransmisión de los espectáculos por radio o televisión. Estas grabaciones forman parte del archivo del Colón, que contiene buena parte de la memoria viva del teatro, y están ahora disponibles para los melómanos del mundo.
Desde la platea se elevan tres niveles de palcos: bajos, balcón y altos. Construidos a la francesa, abiertos y con divisiones bajas, una cortina de brocato de seda color rosa viejo los separa de su antepalco, amueblado con banquetas, espejos y percheros. Los pisos superiores reciben los nombres de cazuela (con espacio de pie tradicionalmente destinado a las mujeres), tertulia (con espacio de pie para hombres), galería y paraíso. A las localidades con asiento se suman más de mil quinientos lugares para espectadores de pie, distribuidos en esos cuatro niveles.

1 comentario:

Prof. Sonia dijo...

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